Esquiú y Coronas de Catamarca

Money made in Catamarca

En un clima de alta inflación, se despedía la controvertida década de los ochenta. Catamarca encontró un atajo para enfrentar algunos problemas financieros: inventó sus propias monedas con el oro y la plata que producía. ¿Cuál fue el destino de los Esquiú y las Coronas?....

En un sentido tradicional, la nacionalidad estaba emparentada con componentes como lengua, religión y moneda. Este concepto ha perdido vigencia con el tiempo a partir de fenómenos mundiales como la globalización, la diversidad cultural y, sobre todo, la integración de los mercados. En realidad, las monedas representaban mucho más que un medio de pago, se constituían en un símbolo de identidad para los pueblos que las usaban. Este fue uno de los motivos que impulsó la creación de Esquiú y Coronas en 1989. ¿Qué dicen hoy sus creadores? ¿Cómo desaparecieron estas cotizadas moneditas de oro y plata?

Transcurrían los últimos meses del Gobierno de Ramón Saadi en un escenario financiero con algunas complicaciones y con una inflación creciente. Las monedas de baja denominación escaseaban y las provincias vecinas, como Salta, Tucumán y La Rioja, habían dado respuesta a sus dificultades con la emisión de bonos. Los funcionarios y legisladores catamarqueños de entonces no descartaron de plano la posibilidad de emitir títulos públicos ya que el extinto Vicente Saadi había dejado el camino legal para echar mano de este instrumento en el momento que las urgencias lo plantearan.

Sin embargo, un grupo de economistas diseñó las denominadas "piezas alegóricas" con el oro y la plata que recibía el Estado provincial como pago de regalías a partir de la explotación de Farallón Negro por parte de YMAD. Esta iniciativa tenía muchas ventajas sobre la emisión de bonos pues permitía que las monedas no perdieran valor ya que eran acuñadas con proporciones interesantes del metal extraído e incluso, con la circulación, incrementaron su precio.

Las provincias están impedidas por ley de emitir dinero y es por ello que la acuñación de Esquiú y Coronas tuvieron una configuración intermedia entre moneda y medalla, estrategia destinada también a captar la atención de los coleccionistas de estas piezas.


Medalla Esquiú de Plata 900


Medalla Corona de Plata 900

Una pieza simbólica

La idea central era conjugar el interés económico, con un sentido de identidad cultural a partir de la potencialidad simbólica que esta pieza proporcionada para la población, además de crear un nuevo producto para la oferta turística.

La ley provincial contempló la creación en series limitadas de estas monedas que no tenían valor nominal y cada una de ellas tendrían un sentido representativo de la historia y la cultura de Catamarca. Así, la primera pieza fue denominada Esquiú, en honor al clérigo de destacada participación en la escena histórica nacional, mientras que la segunda se llamó Corona, en referencia al Centenario de la Coronación de la Virgen del Valle. La tercera, que fue abortada debido al desmoronamiento que sufrió el gobierno de turno, se llamaría Felipe Varela en recordación al caudillo federal.

Las monedas tenían impresa la figura tetracéfala, característica de la Cultura Aguada, como un modo de instalar en la sociedad el valor del patrimonio arqueológico de Catamarca, al mismo tiempo que hacía referencia a la riqueza minera de este suelo.

La piezas contenían plata en un alta proporción y, además, se llegaron a acuñar 500 monedas de oro bajo la denominación Esquiú que no tuvieron circulación masiva sino que se compraban directamente en el ex Banco de Catamarca.

El resto de las monedas, que eran de plata, encontraron cierta resistencia durante el primer mes, pero luego gozaron de una amplia aceptación entre la población por su capacidad de ser convertible a la vista, es decir se podía con ella comprar cualquier bien o pagar un servicio a la vez que sus usuarios podían canjearlo inmediatamente en el banco por dinero de curso legal. Un atractivo adicional fue que los Esquiú de plata iniciaron su circulación por un valor de $10 y al poco tiempo se cotizaron por $12, lo que aumentaba su atractivo como medio de ahorro.

Más allá de los gobiernos

La iniciativa fue sin duda innovadora, pero no pudo prosperar más allá de los límites que le impuso el deterioro institucional y político del Gobierno que la puso en marcha.

La idea fue impulsada por el entonces subsecretario de Finanzas, el CPN Mario Fadel y participaron en la estrategia legal el CPN Horacio Ludueña y en la articulación financiera el gerente del desaparecido Banco de Catamarca, Oscar Carrizo. Para la fundamentación de la representación arqueológica, se sumaron los destacados profesores Segura y De la Fuente, mientras que el diseño estuvo a cargo de Raúl Allosa.

La definición clásica de dinero es la de medio de pago socialmente aceptado para realizar transacciones. Los Esquiú y las Coronas funcionaron eficientemente como instrumentos de compra y venta, además de gozar del consenso de los catamarqueños. Sin embargo, su principal escollo fue la caída abrupta del Gobierno de Saadi y la intervención provincial. El Poder Ejecutivo que le siguió no quiso dar continuidad a la idea no por falta de oro y plata en sus arcas, sino porque las monedas estaban vinculadas a un Gobierno de mala fama.

¿Dónde están las monedas?

Los Esquiú y Coronas no tuvieron un rescate anunciado oficialmente, sino que se diluyeron prácticamente por obra y magia del mercado. Tuvieron una circulación legal hasta aproximadamente el año 93 y la población perdió su rastró con el tiempo.

En la crisis económica del 2001 se vieron algunas de estas piezas en las casas de cambio o financieras que crecieron vertiginosamente en la peatonal catamarqueña. Según cuentan algunos testimonios, las graves dificultades de las economías domésticas hicieron que las monedas salieran de los cajones o abrigos guardados para ser canjeados por dinero efectivo en una desventajosa transacción. Otros, consideran que el banco oficial fue rescatando estas piezas progresivamente y también se conoce que los aficionados a la numismática compraron particularmente las pocas monedas de oro existentes y otras tantas de plata. En realidad, éste era el destino esperado y deseado por sus creadores ya que la salida de estas piezas de oro y plata del territorio provincial eran realmente un negocio para el Estado.

Fuente: http://www.catamarcatotal.com